LA MESA DE CRISTAL
Algunos tienen la afición por las barajas, revistas libros o periódicos. Yo la tengo por las mesas de cristal. Me encantan sus reflejos infinitos. En ellas, a veces aparece el mar con caracolas, los ríos y las nubes, las casas y los montes; los caminos, la luna, el sol entre hojas de verano y el rocío por la mañana. Sobre la mesa de cristal se escribe un poema dominguero o una carta de amor surrealista en una servilleta, que luego se guarda en la bolsa de la camisa. Al final de la jornada, sobre la mesa, se observa el reflejo de la mano transparente de un artista de otro mundo, de otro tiempo.
1999 año de la sandalia de latón.
Domingo Urban.
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