viernes, 28 de septiembre de 2007

COSAS DE CIPOTES




Por Valentín Gómez Maga ("Magazín").

“Cara de médico” y “Chimbolo” se subieron al bus en La Garita. Iban a reunirse con “La Mica” y “Aldaba” en el centro de la ciudad, ahí por el Teatro Nacional. “Chimbolo” era un cipote igual que sus amigos, con todas las ganas de vivirse la vida a como diera lugar, haciendo de ella una aventura.
“Aldaba” vino al encuentro de ellos en la parada de buses. Se saludaron mano contra mano, yéndose donde estaba, bajo un árbol de almendro, “La Mica”. Ese almendro era de los últimos que quedaban en la Plaza Morazán. Ya reunidos, dijo “Cara de Médico”: -Bueno muchachos, reunamos todo el pisto que tengamos para darnos la gran vida, esta capi nos espera con todos sus manjares a la orden nuestra. Tú, sí… tú, “Chimbolo”, ¿qué querés comer o beber?... –A mí me gusta la horchata y dulces de leche contestó “Chimbolo”, pasándose sobre el pelo, su peine de carey. –Yo prefiero un sorbete de vainilla con chocolate revuelto con coca-cola, o sea “Vaca Negra” –dijo la “Mica”, mirándose sus zapatos tenis blancos con rayas azules, desgastados de la punta. –Y tú, chele…”Aldaba”, ¿qué querés...?
-Miren chamacos, lo mejor sería que todos comiéramos de las mismas cosas, pues si yo digo que me gusta el batido con guineo y una torta de yema bien grande, cada uno se iría por distinto lado y no andaríamos juntos. Lo mejor es que rifemos al par y non o al cara y corona lo que debemos comer y beber…
-Está bien, dijo el “Cara de médico”, y decidieron a la suerte. Todos se fueron por un solo camino “mancuernados”, en parejas, y sonrientes, viéndose unos a otros. Atravesaron la Plaza y se dirigieron a la calle del Pan Lido, situada al poniente del Palacio Nacional. Antes se habían detenido a ver a Cristóbal Colón y a la reina Isabel, dos figuras de bronce que permanecen en la entrada oriente del Palacio. Llegaron a La Tiocoyo, que era una venta de soda y a la vez sorbetería. “Aldaba” lucía una chumpa roja de seda china, y en su frente un pronunciado bucle envaselinado, todo él parecía un clavel. Era muy dado a las excentricidades, manejaba un lenguaje futurista y optimista, pues decía que al llegar a cierta edad, él iba a ser Presidente de la República y que, entonces, nombraría a “Cara de médico” Ministro de Salud Pública, a “Chimbolo” en Relaciones Exteriores y, a la “Mica”, Embajador en un país del sur.
-Qué pasó con “Papeleta”? –dijo la “Mica”- ¿Por qué no aparece? –Preguntó por segunda vez.
-Quién sabe, a lo mejor no pudo salir hoy porque su mamá lo tiene bien cortito, contestó el “Cara de médico”, limpiándose los labios con una servilleta de papel color rosada. El tal papeleta era quien más tarde o más temprano, llegaría a reunirse con ellos, pues su mamá, tenía un puesto de carne en el mercado número cinco, que quedaba allí nomás al otro lado de la calle. “Papeleta”, el muy jodido, tenía la costumbre de vaciarle la gaveta de la venta de carne, de la niña Chole, su mamá. Mejor dicho, le güeviaba, le sustraía el dinerito guardado en la gaveta, que era un cajón sin llave ni candado.
Como esta historia no tiene fin en este espacio, hemos dejado para otra oportunidad el relato de otras peripecias más afortunadas que se dieron en esta vida o cosas de cipotes, en la que alguna vez nos tocó participar como actor o simple observador.
Este enjambre de cipotes estaba formado también, por “Monochele”, “El Turco”, “El pando Aguirre”, “Estampilla”, “Mano aguada”, “Magazín”, y otros que no caben en esta lista y que fueron distinguidos por sus apodos aquí mencionados.
PA´QUETECUENTO "Cosas de Cipotes". S.S. Junio/1989.


Genaro Rojas Portales

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