jueves, 10 de junio de 2010

Yo no sabía


Yo no sabía que darse la mano era un saludo formal que las personas realizan cuando se encuentran, ya sea en una terminal de buses, en una calle cualquiera o en la puerta de una casa donde la novia de un amigo aparece sonriente y a además de eso se dan un largo abrazo.
A los 9 años de mi temprana adolescencia, alguien me dio la mano por primera vez. Ese alguien ere un compañero de escuela o amigo de escapadas. Me dijo: ¡qué tal Manuel? Y me extendió su mano. Hasta entonces toda la gente del pueblo, saludaba sin darse la mano. Recuerdo que ese amigo viajaba constantemente –acompañado de sus padres- a la capital. Donde posiblemente aprendió ese estilo de saludar, copiándolo tan bien, que se convirtió en un experto.
Yo no sabía. Y por eso lo confieso aquí como una anécdota del recuerdo. Y que por imitación (quiero decir,) uno aprende a saludar.


Por ahora, iré a la cocina a prepararme una taza de café de olla.
Pido disculpa a mis pocos lectores, por estas notas que en mi libreta expongo a manera de apuntes sin orden ni fecha. Pido también, comprensión y tolerancia que al final es lo único que nos puede acercar en este mundo donde las distancias están marcadas por fronteras de frialdad y extraños signos de egoísmo.
Pido y sigo pidiendo a quien se haga cargo del mandado, para que estas letras no caigan en saco roto y mucho menos sean guardadas en gavetas, eternamente. Así, no tendré la postura del que arrodillado, se acerca a la mesa extendiendo la mano, mientras el que disfruta del banquete lo mira extrañado.

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